Unos días de vacaciones y, como no, ¡a viajar! Esta vez no teníamos mucho tiempo así que decidimos ir a un lugar cercano pero maravilloso. Nuestro principal destino: el País Vasco, pasando por Navarra, el sur-oeste de Francia y disfrutando de los maravillosos paisajes que encontramos por el camino. Una ruta en coche inolvidable y totalmente recomendable.
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TogglePRIMERA PARADA: Pamplona
Salimos de Barcelona bien tempranito y nos dirigimos a nuestro primer destino, Pamplona. Si vas en coche (transporte recomendado) no dudes en mirar a tu alrededor y admirar los maravillosos paisaje que se presentarán ante ti. Preciosas montañas, enormes lagos, ¡y todo eso antes de llegar a nuestra primera parada!
En unas 5 horas de coche, llegamos a Pamplona, la capital de Navarra. Esta maravillosa ciudad es mundialmente conocida por sus fiestas de San Fermín. Pamplona debe parte de su fama a su hijo adoptivo Ernest Hemingway, quien pasó bastante tiempo en la ciudad durante la Guerra Civil española y y escribió sobre dichas fiestas y los encierros en su novela “The sun also rises”. Pero Pamplona es más que unas fiestas, y vale la pena conocer la ciudad.
Plaza del Castillo
Empezaremos la ruta por el Casco Antiguo, la zona más bonita de la ciudad, cuyo centro es la Plaza del Castillo. Se trata de la plaza más famosa de Pamplona y una de las más concurridas por sus habitantes, debido a sus terrazas al aire libre y por ser el lugar donde se realizan la mayoría de actos y eventos. En la Plaza del Castillo también encontramos el Palacio de Navarra, edificio del siglo XIX y sede de la Presidencia del Gobierno.
Ayuntamiento
Paseando por las calles peatonales del centro histórico llegamos a la Iglesia de San Cermín, el patrón de Pamplona. Justo al lado, encontramos el Ayuntamiento (ubicado en la Plaza Consistorial), un bonito edificio que combina el estilo clásico y barroco. Si os gustan las fiestas de San Fermín, pasear por la calle Estafeta, parte del camino que siguen los toros durante los encierros de Sanfermines.
La Ciudadela
Saliendo del Casco Antiguo, pasamos por la Plaza de Toros y el Monumento al Encierro, y nos vamos a comer. Sobre las 3 de la tarde, emprendemos de nuevo la ruta, dirigiéndonos al parque de La Ciudadela, una antigua fortificación militar convertida en uno de los espacios verdes más importantes de la ciudad. Presenta una forma de estrella que, una vez estás dentro, no puede apreciarse, pero sí la verás si la observas desde una posición más elevada.
La Taconera
Salimos de la Ciudadela por el lado contrario al que entramos, llegando así al parque de La Taconera. Se trata del parque más antiguo (creado en 1830) y elegante de la ciudad (jardines excelentemente cuidados y coloridas decoraciones florales). Se entra por la Puerta de San Nicolás, una recreación barroca del original Arco de Triunfo, una de las entradas a la ciudad amurallada. Así pues, estamos en una gran superficie floral sobre las antiguas murallas de Pamplona. Este parque se conecta con el Casco Antiguo a través del puente de la Rochapea.
Catedral de Santa María
Cruzando el puente, llegaremos de nuevo al centro histórico, pero esta vez estaremos en la parte alta. Al primer lugar al que nos dirigimos es a la Catedral de Santa María, una mezcla de estilos gótico (templo) y neoclásico (fachada).
Por cierto, en ningún momento olvides mirar a tu alrededor, ya que desde la zona alta de Casco Antiguo podrás disfrutar de unas vistas increíbles, que incluyen el Puente de Santa Magdalena, erigido en la Edad Media y declarado monumento histórico. Este puente era la entrada tradicional a la ciudad de los peregrinos que realizaban el camino de Santiago.
Iglesia de San Lorenzo
Es recomendable pasear por la zona de las murallas disfrutando de la zona antigua de la ciudad. Entre los edificios destacados también encontramos la Iglesia de San Lorenzo, cuyo principal atractivo es la capilla de San Fermín, donde encontramos la figura de éste. Esta figura permanece todo el año en la capilla y solo sale del edificio el 7 de julio (día de la celebración de San Fermín), cuando es llevado en procesión a través de las calles del casco antiguo de Pamplona.
Si te gusta la historia, puedes visitar el Museo de Navarra, el Archivo Real y el General de Navarra.
Finalmente, volvemos al centro (donde tenemos aparcado el coche) y nos dirigimos a nuestra próxima parada –> Francia.
SEGUNDA PARADA: Sur-oeste de Francia: Hendaya – St. Jean de Luz – Biarritz
Hendaya
Château Abbadia
En poco más de una hora, llegamos a Hendaya, un pequeño pueblo francés situado justo en la frontera con España. Lo más destacado de Hendaya es el Château Abbadia, un castillo con una fachada típica de los castillos de la Edad Media. Uno de los motivos por el cual este edificio es tan especial, es que mezcla todos los intereses y gustos de su propietario, Antoine d’Abaddia, donde todos los elementos parecen encajar a la perfección. El castillo solamente por fuera ya es impresionante, y desde sus jardines podrás disfrutar de unas vistas privilegiadas (si no está muy nublado) de Hondarribia, pueblo español en la frontera con España.
Si tienes tiempo y te gusta el senderismo, puedes hacer el Camino de la Bahía. Se trata de un sendero que se encuentra paralelo al agua y desde donde podrás ver Hondarribia. El camino recorre una distancia de 14 km, comenzando en la punta de la playa de Hendaya, cruzando el puente Irún (en la frontera), y atravesando el pueblo de Hondarribia.
St. Jean de Luz
Como no disponíamos de mucho tiempo, nosotros no pudimos realizar el sendero, pero nos dirigiremos más tarde al pueblo de Hondarribia en coche, de forma que podremos disfrutarlo. Después de visitar este precioso castillo, nos subimos al coche y nos dirigimos a Biarritz, pero, de camino, hacemos una pequeña parada (a unos 20 minutos desde Hendaya) en St. Jean de Luz, un pequeño pueblo pesquero con mucho encanto y fácil de visitar, ya que todo está concentrado en un pequeño centro histórico que topa con la playa.
No hay ningún edificio importante a destacar, simplemente es pasear por sus calles peatonales, disfrutar de sus casas blancas con decoraciones rojas y verdes, descubrir una enorme y curiosa tienda de golosinas, y disfrutar de la preciosa playa (aunque sin bañarnos, ya que no era verano y hacía MUCHO FRÍO).
Biarritz
Después de un par de horas en St. Jean de Luz, nos subimos de nuevo al coche y nos dirigimos, ahora sí, a Biarritz, la ciudad más grande que encontramos en el sur-oeste de Francia (más cercana a España). Igual que en St. Jean de Luz, Biarritz es una ciudad para pasear, pero, al ser más grande, sí podemos destacar algunos lugares que vale la pena no perderse.
Plage Port Vieux
Empezamos la ruta desde la Plage Port Vieux, una playa pequeña pero muy agradable, y desde donde podremos ver un edificio en forma de castillo.
Rocher du Vierge
Continuando por el paseo marítimo llegamos a la Rocher du Vierge, el símbolo de la ciudad. La roca está unida con la playa a través de un puente de hierro construido por Gustave Eiffel. Desde allí tendrás preciosas vistas a toda la ciudad. Eso sí, hace mucho viento, así que ve bien abrigado, ¡no te dejes engañar por el sol!
Rocher du Basta
Seguimos caminando bordeando la costa hasta llegar al Rocher du Basta, una roca adentrada en el mar, a la que también puedes llegar a través de un puente. Igual que en la Roca de la Virgen, desde aquí también podrás disfrutar de magníficas vistas de la ciudad, aunque ésta es mucho más verde y agradable.
Grande Plage
A escasos metros de la Roca Basta encontramos la Grande Plage. Antiguamente, se conocía con el nombre de “Costa de los locos” debido a que muchas personas con problemas acudían a esta playa por sus aguas “medicinales”. Actualmente, se trata de una gran playa rodeada de bares, restaurantes y lugares de ocio, entre ellos, el casino municipal.
Hotel du Palais
Justo enfrente de la playa, encontramos el famoso Hotel du Palais, otro de los símbolos de Biarritz y uno de los hoteles más importantes de Francia. Es uno de esos hoteles que las personas normales solo admiran desde fuera y, si quieres comprobarlo, solo tienes que dirigirte a la zona por donde entran los coches en el hotel. Allí podrás ver qué clase de coche tiene la gente que se hospeda en el hotel y, por consiguiente, a qué clase pertenece.
Biarritz cuenta con la presencia de una iglesia ortodoxa, muy cercana al hotel. Esta iglesia fue construida para satisfacer las necesidades de los numerosos aristócratas de Rusia que pasaban sus días en la población. A mi gusto, es una visita totalmente prescindible, ya que se trata de una iglesia ortodoxa pequeña y sin ningún atractivo en especial. Si nunca has visto una, puede sorprenderos la diferencia de estilo con las iglesias católicas, pero si has estado en algún país ortodoxo, puede omitirla completamente.
Iglesia de Santa Eugenia
De vuelta al centro, pasamos por la Iglesia de Santa Eugenia, una construcción neogótica de piedra gris muy cercana a la playa, dato que aumenta su atractivo.
Biarritz es muy conocida por sus grandes aficionados al surf. Si tienes tiempo y te gusta el surf, no dudes en recorrer todas sus playas. La más famosa en ese ámbito es playa Côte des Basques, a través de donde se cree que se introdujo el surf en Europa (1957).
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